Stefany Cuadrado corre en su bicicleta como si el mundo la esperara al final de la pista. Nacida hace 19 años en Caucasia, Antioquia, y formada en el seno de una familia trabajadora, encontró en el ciclismo no solo un deporte, sino un camino para alcanzar todas sus metas. Hoy, su nombre suena con fuerza en las pistas de Colombia y del mundo, y su sueño está claro: representar nuevamente al país en los Juegos Olímpicos y traerse una medalla en el pecho.

Desde niña supo que el deporte era lo suyo. Pasó por el tenis de mesa, el fútbol y el voleibol. Pero la bici se encargó de demostrarle de qué estaba hecha. Desde sus primeros entrenamientos, su talento fue evidente. Su disciplina, constancia y fortaleza mental la llevaron a vincularse con la Liga de Ciclismo de Antioquia y a empezar un recorrido competitivo que no ha parado de crecer.

Más allá del cronómetro, lo que diferencia a Stefany de muchos deportistas es su determinación. Entrena todos los días con una disciplina inquebrantable, a pesar de las dificultades, la falta de escenarios adecuados y los sacrificios personales. Su motor es la convicción de que representar a Colombia en unos Olímpicos no es solo una meta individual, sino un mensaje de esperanza para cientos de jóvenes de todo el país que creen que los sueños grandes también son posibles.

“Quiero llegar a los Juegos Olímpicos porque sé que tengo el talento, pero sobre todo las ganas. Correr no es solo lo que hago, es lo que soy”, afirma con la voz firme de quien ya ha vencido muchas carreras, incluso fuera de la pista.

En la Fundación Fraternidad Medellín creemos en el poder transformador del deporte y hoy apoyamos con gran orgullo a Stefany. Porque cuando una mujer como ella se prepara para alcanzar lo más alto del podio, está levantando también las banderas de la equidad, la resiliencia y el orgullo de una región como la nuestra. Una región que, a pesar de las adversidades, nunca se detiene. Una región donde brilla la fraternidad.