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Mayo, un mes para celebrar a los maestros

“La educación es un viaje que empieza en el aula
pero que continúa a lo largo de toda la vida”.
Catherine Pulsifer

Astrid Katernine Suárez Parra siempre soñó con ser maestra.

Cuenta su mamá que, desde muy pequeña, se ponía su delantal de cocina y organizaba a sus muñecos cuidadosamente para darles lecciones de distintos temas. En un tablero de tiza hacía apuntes, planeaba actividades y les enseñaba todo lo que ella iba aprendiendo en su colegio. Con el paso de los años, su sueño fue creciendo y, gracias a la formación que recibió en la Normal Superior de María en el municipio de Rionegro, empezó a hacerse realidad.

Su primer trabajo fue en el Colegio Campestre El Maestro, y fue allí donde se enamoró de esta profesión. La relación y la corresponsabilidad con los menores y con sus familias, todos esos hilos que se tejen entre alumnos y profesores, y la certeza de que la escuela es mucho más que un sitio para ir a aprender lecciones de matemáticas, le confirmaron que eso era lo que quería hacer el resto de su vida.

Hoy, 20 años después, es profesora de la Institución Educativa Rural Chaparral del municipio de San Vicente Ferrer. Para Astrid, lo mejor de ser maestra es la posibilidad de tener y mantener contacto directo y diario con el ser. Poder dar no solo clases, sino también palabras de aliento. Ayudar a los estudiantes a ver la vida con otros ojos. Impulsarlos a creer que merecen un futuro prometedor. Convencerlos de que vale la pena estudiar y formarse para tener un proyecto de vida claro.

Conversando, recuerda con especial cariño a Belquis Londoño, su profesora de matemáticas: “Fue inspiradora para mí. Hoy le quisiera decir que hay alumnos que la llevan en el corazón. Que aprendí con ella no solo de números. También de exigencia, de servicio, de humildad y de amor”.

Astrid es una de los 2.500 profes que hoy hacen parte de las instituciones educativas en las que Fraternidad hace presencia. Maestros que entregan maletas de conocimiento, de paciencia, empatía, humanidad, servicio, amor, disciplina, integridad.

Hoy, desde Fraternidad Medellín, queremos rendirles un homenaje muy especial y decirles: ¡Gracias! Su labor engrandece nuestro trabajo y llena de esperanza el presente y el futuro de cada uno de los niños, jóvenes y adultos que pasan por sus vidas.

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