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Mercedes Arrubla: cuando una maestra cambia el destino de un territorio. 

Hay personas que no solo enseñan: transforman. Personas que convierten la curiosidad en ciencia, el miedo en posibilidad y la educación en un acto de esperanza. Este mes, celebramos con profundo orgullo que una de esas maestras, Mercedes Arrubla Carmona, haya sido reconocida con el Premio Ángela Restrepo Moreno 2025, un galardón que honra la vida y legado de una de las científicas más admiradas de Antioquia. 

Este premio, entregado por el Capítulo de Antioquia de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, exalta cada año a maestras que —con su dedicación silenciosa y su amor por la ciencia— despiertan vocaciones y abren futuros en lugares donde muchas veces la oportunidad parece lejana. Y este año, ese reconocimiento viaja hasta las montañas de Jardín, a la Institución Educativa de Desarrollo Rural Miguel Valencia en la Vereda Verdún, un colegio construido por Fraternidad Medellín, donde la profesora Mercedes ha sembrado conocimiento y esperanza durante cuatro décadas. 

Una vida entera dedicada a enseñar 

Mercedes es Licenciada en Matemáticas–Física y Especialista en Dificultades del Aprendizaje Escolar. Más allá de los títulos, es una maestra que ha hecho de la educación un proyecto de vida. 

Desde 1985, cuando llegó a Jardín como profesora de tiempo completo, decidió quedarse para siempre. Allí, entre caminos rurales, lluvias persistentes y jóvenes llenos de preguntas, encontró su lugar y su propósito: demostrar que la ciencia también florece en la ruralidad. 

Con cada proyecto, Mercedes demuestra que la ciencia es una forma de abrazar el territorio, entenderlo y protegerlo. “Desde muy temprana edad me picó el gusanito de luchar de todas las maneras posibles por desmitificar el aprendizaje de la matemática y de la ciencia. Quitar ese temor ha sido siempre mi bandera, y ahora que he sido seleccionada para recibir el Premio Angela Restrepo Moreno es un honor inmenso poder mostrarles a muchas maestras de nuestra tierra, especialmente las maestras rurales que nosotras si podemos hacer ciencia y si podemos luchar para que nuestras niñas salgan adelante y entiendan, que no es complicado que no es difícil. El llamado es a que este premio en nombre de esta gran científica nos haga sentido a todas, y nos de fuerzas para seguir en pro de hacer que muchas más mujeres caminemos por todos estos senderos del aprendizaje con felicidad no hay que padecer la ciencia, no hay que padecer ese aprendizaje hay que gozárnoslo. Y hay que mirar que todas nuestras niñas y también los niños, pero en especial las niñas que hemos sido tan relegadas”. 

Para la Fundación Fraternidad Medellín, que trabaja por construir oportunidades en los territorios, este reconocimiento nos llena de emoción y esperanza. 

La profesora Mercedes encarna lo que creemos: que la educación es el camino más seguro hacia el bienestar, que el talento florece cuando se cuida, y que las regiones más apartadas pueden ser también centros de conocimiento profundo. 

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